Fuente Alerta Perú
“Desde el lunes empezaremos la persecución de ustedes”, señala el correo en referencia al primer día luego de las elecciones en las que Keiko Fujimori se disputa la presidencia con Ollanta Humala. El correo no deja lugar a dudas, pues ataca al comunicador “por no respetar a una mujer”. Por si fuera poco, el autor del mensaje señala que “seremos peor que antes”, dejando en claro la vinculación de esta amenaza con las violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado. Para culminar, el mensaje amenaza con dejar “minusválido” al conductor televisivo.
Esta no es la primera amenaza. Hace pocas semanas, los directivos del diario opositor La Primera recibieron arreglos mortuorios, una práctica muy utilizada en los años 90 para amenazar a políticos, periodistas y defensores de derechos humanos. Por su parte, la artista Soledad Piqueras, conocida activista crítica al fujimorismo y que ha organizado diversas intervenciones públicas durante esta campaña, recibió un paquete con ratas muertas en su domicilio. La familia del Nobel Mario Vargas Llosa también ha denunciado agresivas amenazas telefónicas, en tanto la secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Rocío Silva Santisteban, ha recibido por vía electrónica amenazas similares. Por último, el local de la organización campesina FEMUCARINAP, cuya dirigenta Lourdes Huanca participó del “juramento al país” protagonizado por el candidato opositor Ollanta Humala, fue asaltado la semana pasada por sujetos que no se llevaron objetos de valor, sino únicamente discos duros e información.
Aparentemente, el periodista Marco Sifuentes acierta cuando señala que el fujimorismo no quiere regresar para limpiarse, sino para vengarse. No hay pruebas directas que relacionen la candidatura fujimorista con estos hechos, pero ya son demasiados casos y un modus operandi que, sin duda, recuerda los tiempos de la dictadura de la cual la señora Keiko Fujimori fue primera dama. Lo que demostraría que, si el comando de campaña de Fuerza 2011 podría quizás no tener conocimiento directo de estos hechos, por lo menos sectores al interior del fujimorismo sí tienen entre sus prioridades la agenda de la vengaza.
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