por Alvaro Campana
La derecha ha comenzado a hacer sus maniobras para cumplir los designios de los grupos de poder económico y de su presidente: evitar que alguien que sea contrario al modelo económico y político –el neoliberal- surgido de la dictadura, gane las próximas elecciones.
Contrariamente a lo que plantean diversos analistas, no se trata de desinflar electoralmente sólo a Ollanta Humala, sino a otras opciones como Tierra y Libertad, liderado por Marco Arana, y también a Alberto Pizango, posible candidato a la presidencia por Perú Plurinacional. Y lo hacen de la mejor manera en que lo saben hacer: levantando el fantasma del senderismo, fantasma muy útil cuando se trata de conjurar la protesta social o la aparición de alternativas populares.
De hecho, el mejor negocio para las imposiciones autoritarias, es resucitar el terrorismo, que se hace extensivo a todo opositor, apoyado en la capacidad generar opinión que tiene los grandes medios de comunicación alineados con el poder, y mecanismos legales para convertir en un crimen no sólo la protesta social, sino incluso el ejercicio de la democracia directa a través de consultas populares como las que se hacen cuando un pueblo quiere decidir si opta o no por la explotación minera en sus tierras.
La cruzada empezó con las palabras sospechosas de Elena Iparraguirre, amplificadas por el Director de Correo Don Aldo M a través de un titular de portada, que declara sus simpatías por Arana o Pizango. Sospechoso porque no sería la primera vez que para conseguir ciertos beneficios penitenciarios –ahora la número dos de Sendero Luminoso pretende casarse con Abimael Guzmán- u obtener algunos favores políticos, estos sangrientos dirigentes de Sendero Luminoso han estado dispuestos a subordinarse a las lógicas autoritarias de los gobiernos de turno.
No debemos olvidar que esto ocurrió en la dictadura fujimorista. La firma unilateral de un Acuerdo de Paz y de sujeción a las políticas del fujimontesinismo a cambio de soplar las velas juntos en la cárcel y conseguir algunos beneficios para sus seguidores presos, fueron parte de sus estrategias alentadas por el propio Doctor Montesinos. Algo que ahora, por supuesto, es olvidado por la hija del ahora condenado por crímenes de lesa humanidad, la señora Fujimori, quien también se ha sumado a la campaña de satanización de quienes se oponen al orden heredado de su padre.
A esta cruzada se ha integrado también el Ministro de Justicia Aurelio Pastor, quien desliza que posiciones antineoliberales nos llevan directamente, como por un tubo, a cercanías ideológicas con los senderistas, o según sea el caso del cuco al que se quiera invocar convenientemente (las FARC, el chavismo, etc).
Así pues, el discurso sobre el “terrorismo” es un dispositivo eficaz de disciplinamiento social y político utilizado en sociedades con fuertes traumas como la peruana ocasionados por la insania senderista y el terror de estado. Al parecer las “bodas de sangre” que pretenden los líderes de Sendero Luminoso no ha sido sólo entre ellos, sino con la ultraderecha peruana para aplastar cualquier opción de mayorías que quiera derrotar democráticamente al actual régimen económico y político.
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