La
inoportuna muerte de Javier Diez Canseco Cisneros tras un cáncer
fulminante agarra a la izquierda latinoamericana y peruana fuera de
base. Diagnosticado a inicios de febrero del 2013 de un cáncer al colon,
este resultó un sarcoma agresivo que se hizo metástasis y lo mató en
pocas semanas. Dirigente político y analista fino desde fines de los
años 60, cuando era estudiante en la Pontifica Universidad Católica del
Perú, JDC fue el decano del congreso peruano. Salió electo para la
Asamblea Constituyente de 1978 y se quedó en el Congreso de la República
tres décadas con dos intermedios, cuando Fujimori cerró el congreso en
1992 y cuando corrió a la presidencia en el año 2006. Fue el último
representante de la izquierda en el Congreso de la República en el Perú
habiendo sobrevivido los colapsos generados por el violentismo de
Sendero Luminoso y por la reacción del Fujimorismo de los años 80 y 90
respectivamente. Odiado por muchos y temido por bastantes fue implacable
con todo lo que no le sonaba a justo, honesto y coherente. Percibido
como el radical por la prensa de derecha, era el que buscaba guardar la
coherencia de sus principios, la manera de llevar a cabo las alianzas.
Por esto fue respetado por los políticos con experiencia de todas las
tendencias. No corrió la misma suerte ni con los sinvergüenzas ni con
los inexpertos. Con su muerte la izquierda peruana se queda sin voz
pública y sin articulador y la derecha sin adversario visible.
Su ingreso
al congreso tuvo como rasgo saltante la búsqueda de la ley del voto para
los analfabetos en la constitución de 1979. Este tema, que ahora suena
obsoleto, era relevante en el Perú de 1979 porque una masa importante de
la ciudadanía nacional peruana era analfabeta al final de la
servidumbre tras la reforma agraria. Que dicha masa poblacional tuviera
franquicia política era marcar la diferencia e introducir el concepto de
ciudadanía a todos los peruanos. La izquierda liderada por él logró
pasar esa ley en la constitución y de ese modo todos los y las peruanas
tiene derecho a voto desde 1979. La ampliación anterior de franquicia
política se dio en 1956 cuando las mujeres obtuvieron su derecho a voto,
dicen que por insistencia de la Viuda de de la Piedra que era la mayor
contribuyente y madre de un presidente del Senado.
Se hizo
conocido en las tres décadas en el congreso como un buscador de crímenes
de cuello blanco. En los años del primer gobierno de García, más torpe y
menos corrupto que el segundo, se ganó la atención del público al
estudiar cómo se habían entregado los dólares del mercado único de
cambios a algunos empresarios amigos del régimen. En los años de
Fujimori tuvo una actuación estelar denunciando las arbitrariedades y
las relaciones del gobierno con el narcotráfico. Eso le ganó el odio de
Fujimori y Montesinos que entre otras muchas cosas le pusieron algunas
bombas en la puerta de su casa y más de una vez asaltaron su camioneta y
su casa. La que recuerdo con más claridad fue una noche que una
defensora de los derechos humanos de Argentina iba al aeropuerto y
decidimos quedarnos todos en una casa y que ella se fuera con el
guardaespaldas de Javier y el chofer. La camioneta fue asaltada camino a
Jorge Chávez y en una balacera el chofer salió herido. La camioneta
apareció a metros de la casa de los hijos incendiada. Montesinos
advertía. Nada de derechos humanos.
A inicios de los años 80, comenzó el trabajo en derechos humanos con Francisco Soberón y crearon la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh).
Un congresista comprometido en este tema en medio de una guerra
sangrienta es importante porque permite a alguien con poder investigar
abusos, castigar y tratar de prevenir. JDC ha muerto comprometido con
esta causa.
JDC
sobrevivió numerosos atentados contra su vida y llevó con prudencia y
humor la intervención de sus comunicaciones por el servicio de
inteligencia desde los años 70. Por eso destapó, con la ayuda de un
periodista de La República, una central de interceptación
telefónica de inteligencia de la Marina en los tempranos años 80. Desde
entonces tuvo al servicio de inteligencia en la mira, menos por la labor
correcta y más por los derechos ciudadanos que estos infringían.
Durante el
gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) fue electo Vice Presidente del
Congreso y asumió la comisión investigadora de delitos económicos, que
tuve el privilegio de compartir como su jefe de equipo técnico. Lo que
los 24 miembros del equipo técnico pudimos trabajar en un año a pesar de
los obstáculos fue sin duda en merito a su experiencia y su manejo de
los escasos recursos públicos a su disposición. Cuando era evidente que
cerraban el financiamiento público, buscamos apoyo de la cooperación
alemana y británica y se terminó el trabajo y se entablaron los juicios
correspondientes. Nunca tan bien odiado. Le metió el dedo al ojo al
Poder económico y quedó puesto en evidencia cómo funciona el poder
privado dentro del Estado. Se investigaron delitos que sumaron 6,000
millones de dólares y al final se pudo meter a la cárcel, de manera
inédita en América Latina, a varios ministros de economía, de defensa, y
al entorno de Fujimori. También los juicios a Fujimori fueron
alimentados por estas investigaciones. A ratos ha sido frustrante ver
como se compraban jueces y tribunales para dejar libres sobre todo a los
ricos, pero el ejercicio ciudadano se llevó a cabo y se desnudó la
operación del poder.
La
frustración con el trabajo parlamentario fue una constante. Por cada
logro había innumerables ideas que no se podían concretar. De todas las
iniciativas de ley antidiscriminatoria que contuvieran la no
discriminación por orientación sexual, todas fracasaron. El oscurantismo
peruano reforzado por el Opus Dei y la derecha de la iglesia católica
fue su enemigo implacable. Con el decaimiento de la calidad de los
congresistas en el Perú, síntoma de la desintegración del país, la
calidad de los debates y de las propuestas de ley fue en bajada. Esto le
molestaba mucho y le enojaba. El racismo en el hemiciclo podía
desquiciarlo y darle unos dolores de cabeza proverbiales. A veces la ira
era calmada con barras de chocolate.
El trabajo
que hizo por los discapacitados fue loable. Logró pasar una ley para que
se incorporen a los discapacitados al mercado de trabajo sin
discriminación. El éxito con esta ley fue resistido por los empresarios
hasta que debieron de ceder. Igualmente una ley para que los edificios
tengan accesos para discapacitados. Siempre pensó que alguna vez le iba a
tocar andar en silla de ruedas. Nosotros, sus amigos, nunca lo
percibimos como discapacitado y cuando alguna vez dijo esto en voz alta,
fue abucheado porque como se le podía ocurrir. El caso es que tenía un
problema severo en una pierna por un polio infantil.
La muerte
sorprende a Diez Canseco paradójicamente suspendido del congreso por
corrupción. El perseguidor perseguido es la esencia de una farsa cuya
otra actriz fue Susana Villarán por la misma razón. Eliminar a la
izquierda del imaginario político es el intento fascista de la derecha
fujimorista la que ahora se suman el ex alcalde de Lima Castañeda Lossio
y Alan García y su combo. Malditos sean los que tramaron esto y los
miserables que lo permitieron.
La derecha celebrará. Los
encarcelados de los juicios que él abrió saltarán de alegría. Algunos
intentarán que no le hagan un entierro de Estado como le corresponde,
otros sacarán lo peor a relucir en la deplorable prensa peruana; pero
sobre todo, Javier deja una estela de luz tanto por lo que hizo como por
lo que dijo. Siempre al lado de los pobres y de los oprimidos, siempre
del lado de la verdad y la justicia, siempre consecuente. Es de los
muertos que nunca mueren. Nos vas a hacer mucha falta Javier. Le harás
falta a Liliana, a Pancho, Javier y Lucia, a tu nieta que te verá en
fotos de grande, le harás falta a los desposeídos de esta tierra y a los
discriminados.
- Oscar Ugarteche es economista
peruano. Investigador titular del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, México. Coordinador del Observatorio Económico de
América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI.
http://alainet.org/active/63779
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