Treinta años después de gobernar Guatemala con mano de hierro,
el exdictador Efraín Ríos Montt cumplió ayer su primer día en prisión,
luego de haber sido condenado por genocidio y crímenes de lesa
humanidad.
La condena ha sido considerada un paso histórico en la
lucha contra la impunidad, en un país marcado por las atrocidades de la
guerra civil, ocurrida entre 1960 y 1996.
El general
golpista, de 86 años, fue ingresado al final de la tarde del viernes a
la cárcel del Cuartel Militar Matamoros, que sirve de prisión para
algunos reos políticos, tras conocerse el fallo del tribunal presidido
por la jueza Jazmín Barrios: una pena de 50 años por genocidio y 30 por
crímenes de lesa humanidad.
El exdictador fue
hallado responsable de 15 masacres a manos del Ejército, en las que
murieron 1.771 indígenas mayas-ixiles al norte de Guatemala, durante su
régimen entre 1982 y 1983, en tanto que su exjefe de inteligencia
militar, José Mauricio Rodríguez, fue absuelto de los mismos cargos.
El
juicio histórico develó que la reconciliación en Guatemala aún es tema
pendiente, y revivió heridas de la guerra civil. Agrias discusiones se
entablaron entre militares, grupos de derecha y empresarios que niegan
que haya habido genocidio en el país, y grupos sociales, académicos y
activistas humanitarios que exigían el reconocimiento de que se cometió
ese delito.
Proceso no termina. Mientras el exdictador permanece preso, sus abogados defensores preparan los recursos legales para apelar el fallo.
“Vamos
a estudiar el fallo, sabemos que adolece de muchas ilegalidades y
estamos seguros de que esa sentencia se cae por su propio peso”,
consideró su abogado Francisco García.
El sociólogo
Carlos Guzmán Böckler indicó que la sentencia condenatoria “les dará a
la opinión pública y a los habitantes de las zonas donde se sintieron
horrorizados por las tácticas de tierra arrasada una satisfacción que,
hasta la fecha, no habían podido tener”.
Pero
advirtió de que “quienes desde sus fincas o empresas impulsaron las
matanzas, van a quedar disgustados y manifestarán por medios de
comunicación versiones que tiendan a desvirtuar los méritos de la
sentencia”.
El analista independiente Renzo Rosal dijo al diario Siglo 21
que la batalla legal seguirá hasta tener una sentencia en firme, “pero
al día de hoy se tiene un rostro de verdad, justicia y memoria
histórica”.
Por su parte, el presidente Otto
Pérez afirmó ayer que ya no opinará más sobre el tema de genocidio,
delito que asegura no se cometió en el país durante la guerra civil. “Yo
ya opiné, yo ya en su momento dije lo que tuve que decir (...) yo no
voy a opinar más sobre esto (genocidio)”, dijo el gobernante.
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