Hace un año, un 26
de mayo del 2011, el Perú dio una lección de Dignidad y Memoria cuando miles de
peruanos y peruanas salieron bajo la consigna "Por Justicia y Dignidad,
Fujimori nunca más".
Por Jose Luis Matta
Era un 26 de mayo del 2011 cuando las calles de Lima se llenaron de miles de jóvenes entusiastas, junto a organizaciones sociales, políticas, de Derechos Humanos, colectivos artísticos o simples ciudadanos y ciudadanas de a pie, que juntos hicieron un inmenso mar humano para decirle no al retorno de la mafia fujimontesinista.
Era un 26 de mayo del 2011 cuando las calles de Lima se llenaron de miles de jóvenes entusiastas, junto a organizaciones sociales, políticas, de Derechos Humanos, colectivos artísticos o simples ciudadanos y ciudadanas de a pie, que juntos hicieron un inmenso mar humano para decirle no al retorno de la mafia fujimontesinista.
El fujimontesinismo fueron aquellos
que mandaron a su antojo en la dictadura de la década de los noventa y cuyas características
principales de ese despótico gobierno fueron la corrupción, el remate del país
y las violaciones a los derechos humanos.
Esa mafia que en
el año 2000 cayera debido a las masivas protestas populares a pesar del fraude
electoral y la brutal represión en las calles, estuvo a punto de retornar al
poder por la vía electoral en el 2011, ¡ Increíblemente todo eso apenas 10 años
después! .
Y todo gracias al olvido
y a oscuros intereses que los apoyaban, desinformando, confundiendo y
relativizando sus crímenes.
Sin embargo la
diaria, entusiasta y activa movilización popular de ese entonces, impidió que;
a pesar de toda la guerra sucia y del cerco mediático imperante, que esa
terrible pesadilla que implicaba el retorno del Fujimorismo al poder, pudiera
hacerse realidad: Keiko Fujimori y su pandilla de delincuentes serían
derrotados en las últimas elecciones presidenciales en la segunda vuelta
realizada el 5 de junio del 2011.
A pesar de ese
triunfo popular y del año trascurrido; hoy el fujimorismo solo espera su
momento para retornar con fuerza y amenazar la democracia que tanto costó
recuperar.
Mientras tanto,
los fujimoristas ensayan de vez en cuando campañas mediáticas como el “cáncer de
Fujimori”, ó el “fantasma del retorno del terrorismo” entre otras histerias
colectivas; todo para generar un sentimiento colectivo que añore la oscura década
del fujimorato y así poder crear una corriente de opinión publica favorable a
lograr el indulto para el ex dictador Alberto Fujimori condenado hoy, por
crímenes de Lesa Humanidad y corrupción.
La derrota del
fujimorismo en el 2011, no ha significado para nada el sepultar para
siempre a esta fuerza política fascistoide que pende amenazante como una espada
de Damocles sobre la democracia en nuestro país.
El mejor aliado del
fujimorismo recalcitrante es y será la falta de alternativas sociales y
populares de verdad.
Para lograr
esto, se hace necesario una fuerza de izquierda democrática que pueda contribuir
organizadamente para construir y ofrecer ese programa que refleje las
aspiraciones de amplios y vastos sectores de nuestro país.
En conclusión
quien ofrezca esas alternativas reales de cambio más allá de las demagogias de
último momento, y truncados hoy; serán los que deberán disputarle el poder desde
la otra acera a ese fujimorismo recargado y todos sus aliados que volverán
a intentar su retorno al mismo.
No nos engañemos ni
pequemos de ingenuos. Aún hay muchísimo por hacer para que no volvamos a
retroceder y perder 20 años valiosos en los que el neoliberalismo gobernó sus
anchas, y que hoy en una codicia y mezquindad
sin límites quieren quitarnos hasta el agua que es fuente incuestionable de
vida.
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