La realidad se encargaria de demostrar lo forzado del sondeo.
En el No. 43 del semanario Hildebrandt en sus Trece, se entrevistó al señor Víctor Diaz Gonzalez, quien dirige la empresa Idice, que ha sido en varias oportunidades criticada por la calidad de su trabajo, como por su cercanía con el partido de gobierno. Este reportaje como las respuestas del señor Diaz, dan luces sobre su dudosa reputación. Aquí reproducimos el texto completo para que el lector, saque sus propias conclusiones
"Al doctor García no le gustan las encuestas cuando colocan a su mayúsculo enemigo en primer lugar. De esa ira vino, seguramente, el ya derogado ucase del Jurado Nacional de Elecciones. Lo increíble es que si hay una encuestadora que necesita lupa, vigilancia, monitoreo y hasta ministerio público, esa es la muy aprista IDICE, la que, en noviembre del año pasado, le atribuía a Mercedes Aráoz un inverosímil 11% de intención de voto.
Desde hace diez años, tanto las encuestas de IDICE como las declaraciones de su propietario, Víctor Díaz Gonzales, han generado polémica. Quizá por eso ha preparado cuidadosamente el escenario en el que nos recibe. Mientras esperábamos en la recepción pudimos observar a la secretaria retirando un retrato de Alan García acompañado por el hijo de Díaz.
En noviembre del 2010, IDICE produjo uno de sus mayores esperpentos: le atribuyó 11% de intención de voto a Mercedes Aráoz, algo que ni siquiera un Papa Noel aprista podía imaginar.
“Lo que nosotros hicimos fue un trabajo privado para el APRA. Una encuesta. La formulación de una encuesta flash es medir el hecho político en un instante. Son sondeos no científicos. No se revisan las cuotas de estudio”, dice Díaz.
Pero ¿a dónde fueron a hacer las encuestas, a la puerta de la casa del pueblo de Alfonso Ugarte? Porque ponerle 11% a Mercedes Aráoz…
“Pero no fue así, pues -dice nervioso, pero sin responder la pregunta- : el resultado del estudioso se hizo público por decisión de ellos. Ellos sabían muy bien qué era. Son sondeos no científicos. Eso es lo que se entregó privadamente”.
¿De qué le sirvió a García ese sondeo? “Yo no sé para qué le sirvió a García”.
¿Él se lo pidió personalmente?
“Bueno… esa es la apreciación que pueden tener los medios”.
Pero yo leí una declaración suya donde decía que el presidente se lo había pedido. ¿Lo desmiente?
“A mí me pidió el estudio el Partido Aprista, lo vinieron a recoger y lo entregué. Ahí terminó mi responsabilidad. Cuando me llamaron de la prensa aclaré que eso me lo había encargado el APRA”.
¿Ese episodio lo perjudicó?
“Me perjudicó, claro que me perjudicó porque me sacaron titulares. A partir de allí, el JNE y la asociación (se refiere a la Asociación Peruana de Empresas Investigadoras de Mercado, APEIM) se agarraron de eso para pedir que me fiscalicen”.
¿Ya se pronunció el JNE sobre esa fiscalización?
La fiscalización no es un proceso público. Por un momento, Díaz Gonzales duda sobre cómo responder la pregunta pero, finalmente, confiesa que, a raíz de la encuesta “pro- Meche”, su empresa ha sido sometida a un proceso de fiscalización de tres meses.
¿Qué observaciones le han hecho hasta ahora?
“Nos han observado, por ejemplo, que determinadas muestras no tienen aleatoriedad y que no habíamos incluido las tasas de respuestas”. De golpe, Díaz se calla y, tras un par de segundos, añade quitándole importancia al asunto: “son observaciones más de forma”.
Desde que la administración aprista se instaló, IDICE ha firmado contratos con el Estado por 766,403 soles. Si bien es cierto que la condición de afiliado aprista no inhabilita a ningún empresario, también es cierto que para que la empresa de Víctor Díaz pudiera participar en algunos concursos públicos se hicieron modificaciones en los requisitos de contratación.
“Lo que sucede es que Toledo nos marginó. Durante su gobierno no podíamos participar en los procesos del Estado porque había que estar asociado al APEIM. Ese requisito ya no es requisito, según Consucode (actual OSCE, Organismo Superior de las Contrataciones del Estado).
En EsSalud, por ejemplo, quitaron el requisito después de la denuncia que yo hice”, se justifica Díaz.
No solo EsSalud contrató los servicios de IDICE. También lo hicieron el Banco de la Nación, Registros Públicos y los ministerios de trabajo y de salud. Al final de un recital de justificaciones sobre su éxito en los procesos de selección de los concursos estatales, el propio gerente acaba confesando que en la Contraloría General de la República existe informe sobre estos contratos. Sería bueno que, en aras de la transparencia, la contraloría lo hiciera público.
Cuando le preguntamos si la precariedad de las instalaciones donde realiza sus trabajos afecta la calidad de su trabajo, responde: “Yo para encuestar, ¿acaso necesito un edificio de 20 pisos? Yo no voy a comprar una escopeta para matar hormigas. Una encuesta es lo más sencillo que hay”.
Díaz tiene afanes de figuración indisimulables. Por ejemplo, el año pasado, durante varios meses, un bus de su propiedad, con una fotografía suya y otra de Alan García en cada flanco recorría el distrito de San Nicolás, en Barranca, ofreciendo movilidad escolar gratuita. Otra costumbre de Díaz es organizar fiestas para los niños de la Beneficencia de Supe. Lo curioso es que los globos que se obsequian a los pequeños llevaban su rostro.
¿Usted tiene un ego muy grande? Le pregunto.
¿Y eso es delito? Responde".
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