La guerra de Obama

Por Raul Wiener...

Hablando de líneas rojas que los países no pueden traspasar sería bueno trasladar la pregunta a los propios Estados Unidos para que respondan si existe algún límite a sus intervenciones militares que en los últimos 12 años deben haber causado un número de víctimas que puede fácilmente sobrepasar el cuarto de millón de personas, una gran parte de ellos civiles y niños.

Para derrotar a Hussein, los barcos, aviones y el ejército de Estados Unidos acompañado de Gran Bretaña sometió a Bagdad y otras poblaciones iraquíes a un bombardeo sistemático y para eliminar a sus hijos volaron un edificio con todos sus habitantes para estar seguro de los resultados. En Afganistán equivocaron mil veces los objetivos en el desierto y liquidaron familias enteras creyéndolas campamentos de Talibanes. En Libia ayudaron a caotizar un país que hasta ahora sigue si paz ni orden.

¿No es capaz el señor Obama de percibir que no tienen ninguna autoridad para hablar del salvajismo de los otros?, ¿qué clase de trampa encierra el sistema estadounidense que hace que los críticos electorales de las guerras concluyan de guerreros una vez en el poder, repitiendo los argumentos mentirosos que justifican la intervención y que antes rechazaban? Tanto Obama, como Kerry, su actual secretario de Estado, fueron pacifistas en sus respectivas campañas para echar a Bush de la Casa Blanca, pero ahora están yendo a la guerra en Siria, sin que nada parezca que pueda detenerlos.

El presidente reafirma que fijó una línea roja que fue sobrepasada a sabiendas, desafiando al imperio y que ahora ya no puede dar marcha atrás porque nadie les creería en sus futuras amenazas. Pero lo ocurrido se presta muy fácilmente para la manipulación porque los opositores al gobierno de Damasco también tienen agentes químicos y había muchas advertencias previas de que podían usarlos para crear una provocación internacional. Assad por la más despiadado que pudiera ser no parece idiota como para buscar su propia destrucción disponiendo de suficientes armas para causar gran destrucción a su enemigo. A su vez la oposición ha deplorado abiertamente la demora de los Estados Unidos en empezar a bombardear, evidenciando que ellos están buscando a cualquier costo la internacionalización del conflicto.

Que Obama duda es bastante obvio. Se ve en la forma como ha ido bajando el tono de sus discursos e introduciendo precisiones sobre su acción que según dice será limitada y no buscará la caída del gobierno y favorecer el avance opositor, que dicho sea de paso se ha frenado y perdido fuerza en una serie de partes del país. Igualmente al pedir autorización al Congreso, el presidente retrocede sobre sus palabras iniciales. Pero estos pasos sobre el mismo sitio no cambian la tendencia en que está metido el presidente que fue esperanza de paz y de una mirada más gentil del imperio. Hay cosas más fuertes que las buenas intenciones. 
Fuente: Raul Wiener
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