Por Joan Martinez Aler ....
Algunos han dicho con mucha razón que en época de Marx no había la
brutal minería a cielo abierto que hay hoy en día en Perú, en Colombia,
Argentina o Chile y que Correa quiere introducir en Ecuador. Ni tampoco
había la brutal extracción de petróleo en la Amazonía que hay ahora.
Ecuador no exportaba en vida de Marx 15 millones de toneladas de
petróleo al año como hace ahora (¿en qué barcos las hubiera puesto?) ni
Colombia podía exportar, como ahora, 90 millones de toneladas de carbón
al año. Nunca hubo tanta depredación como ahora, nunca las metrópolis
han dependido tanto del comercio de materias primas mal pagadas que
vienen del Sur.
El presidente Correa se pregunta dónde y cuándo Marx criticó la
megaminería. En varias entrevistas, Correa, portavoz de la megaminería y
de la expansión de la explotación petrolera, ha preguntado, “a ver,
señores marxistas, dónde Marx se mostró contrario a la explotación de
recursos no renovables?” La respuesta es fácil. Marx y Engels criticaron
el capitalismo depredador aunque (en mi opinión) no hicieran de esta
crítica proto-ecologista un pilar fundamental de su obra que estaba más
bien enfocada al análisis de la explotación de los trabajadores
asalariados y a sus consecuencias en la dinámica del capitalismo.
¿Pero qué hubiera dicho Marx de la megaminería y de las ideas del
presidente Correa? No sé bastante alemán para adivinarlo, me imagino que
algo así como Pfui Teufel. Al respecto, los conceptos más pertinentes
del marxismo que Correa desconoce o ha olvidado son por lo menos dos: 1)
Acumulación Primitiva u Originaria de Capital (un concepto renovado por
David Harvey en 2003 con el nombre de Acumulación por Desposesión, tan
apropiado para las realidades y los proyectos extractivistas petroleros y
mineros del presidente Correa en la Amazonía de Ecuador y otras
regiones); 2) La interpretación de la economía como Metabolismo Social
(para lo que Marx se inspiró en Moleschott y Liebig). Marx le escribió a
Engels en 1866 que la química agraria de Liebig era más importante que
todos los escritos de los economistas juntos para entender cómo
funcionaba la agricultura. Debía impedirse la “ruptura metabólica”
típica del capitalismo depredador. Hay mucha información al respecto en
el libro de John Bellamy Foster, La Ecología de Marx: Materialismo y
Naturaleza, publicado hace ya diez años.
Engels, en conocidas cartas a Marx de diciembre de 1882, a propósito de
la contabilidad energética de la agricultura que había publicado
Podolinsky, le decía: “tú sabes mejor que yo como malgastamos reservas
de energía, carbón, minerales, bosques, etc”. Desde luego, se puede
criticar a Marx y Engels, como yo mismo lo he hecho en La ecología y la
economía (1991), por su excesivo entusiasmo por lo que ellos llamaban el
desarrollo de las fuerzas productivas. Incluso (economistas al fin) no
analizaron el Metabolismo de la sociedad en unidades de energía y de
materiales. Estas contabilidades se han hecho mucho después y revelan
que América latina se ha convertido como nunca antes en una zona de
exportación de materiales y energía. Los presidentes extractivistas
latinoamericanos (tanto los neo-libs como los nac-pops) se colocan a la
derecha de Raúl Prebisch y la CEPAL que él presidió.
Algunos han dicho con mucha razón que en época de Marx no había la
brutal minería a cielo abierto que hay hoy en día en Perú, en Colombia,
Argentina o Chile y que Correa quiere introducir en Ecuador. Ni tampoco
había la brutal extracción de petróleo en la Amazonía que hay ahora.
Ecuador no exportaba en vida de Marx 15 millones de toneladas de
petróleo al año como hace ahora (¿en qué barcos las hubiera puesto?) ni
Colombia podía exportar, como ahora, 90 millones de toneladas de carbón
al año. Nunca hubo tanta depredación como ahora, nunca las metrópolis
han dependido tanto del comercio de materias primas mal pagadas que
vienen del Sur.
Pero sí hay en Marx conceptos que la arrogancia mezclada con la ignorancia del presidente Correa le han hecho olvidar si los supo alguna vez. Uno es el de Acumulación de Capital Originaria o Primitiva, aplicada por Marx a la megaminería de entonces que se había robado la plata de Potosí, de Zacatecas, con amalgamas con azogue (mercurio) más que tóxicas. El concepto se aplicaba también a las plantaciones con esclavos de caña de azúcar o algodón, y era aplicable también al guano del Perú (de 1840 a 1880), no más de 11 millones de toneladas exportados en 40 años extraídos con trabajadores chinos endeudados. Crecen ahora las ganancias capitalistas por esa Acumulación por Desposesión o por Despojo, como la llama David Harvey. Y también hay Acumulación de ganancias capitalistas mediante Contaminación, no se suele pagar nada por los daños ambientales.
Pero sí hay en Marx conceptos que la arrogancia mezclada con la ignorancia del presidente Correa le han hecho olvidar si los supo alguna vez. Uno es el de Acumulación de Capital Originaria o Primitiva, aplicada por Marx a la megaminería de entonces que se había robado la plata de Potosí, de Zacatecas, con amalgamas con azogue (mercurio) más que tóxicas. El concepto se aplicaba también a las plantaciones con esclavos de caña de azúcar o algodón, y era aplicable también al guano del Perú (de 1840 a 1880), no más de 11 millones de toneladas exportados en 40 años extraídos con trabajadores chinos endeudados. Crecen ahora las ganancias capitalistas por esa Acumulación por Desposesión o por Despojo, como la llama David Harvey. Y también hay Acumulación de ganancias capitalistas mediante Contaminación, no se suele pagar nada por los daños ambientales.
En Argentina, con la expropiación de la Repsol (bien merecida) se ha
hablado durante unos meses de sus pasivos ambientales, para ver si se le
paga menos, cuando el gobierno argentino se niega a ver los daños de
Xstrata en la megaminería de La Alumbrera y tantos otros pasivos
ambientales en todo el país.
Correa tampoco reconoce la teoría de la Segunda Contradicción del Capitalismo, presentada por el economista marxista James O’Connor ya en 1988, en el primer número de la revista Capitalism, Nature, Socialism. O el libro de Enrique Leff de 1986, Ecología y Capital. Tanto Leff como O’Connor explicaron que los crecientes costos sociales y ambientales que causa el (mal contado) crecimiento de la economía, son la causa de la explosión de protestas ecologistas. La resistencia contra la expoliación de la naturaleza es lo que ha dado lugar al creciente ecologismo de los pobres e indígenas, a los movimientos de justicia ambiental en todo el mundo, a las protestas contra las injusticias climáticas e injusticias hídricas, a la defensa de los bienes comunes. A Marx le hubieran encantado esos movimientos. El joven Marx se indignaba porque los nuevos propietarios burgueses de los bosques no dejaban a los pobres recoger leña. El parlamento renano defendía esos cercamientos privados, las enclosures que Marx analizaría en El Capital. Actualmente hay un proceso en el mundo, como nunca antes, de desposesión de tierras indígenas y campesinas, de acaparamiento de tierras para plantaciones de árboles o para agro-combustibles, para megaminería y represas, para extracción de gas y petróleo, a cargo de empresas privadas o estatales, procesos neocoloniales de apropiación de recursos naturales y territorios donde aparecen actores nuevos como las empresas chinas.Ecoportal.net
Joan Martínez Alier
ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona
08193 Spain
www.ecologiapolitica.info
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