Por Payo Pauch
La cuenca amazónica cubre una superficie de
6,2 millones de km.2, abarcando ocho países amazónicos: Brasil, Perú,
Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Surinam, Guyana, más el
territorio de la Guayana Francesa. Alberga el bosque tropical más grande
del planeta, con aproximadamente el 20% de la reserva de agua dulce de
la tierra, y el 28% del oxígeno proveniente de la amazonía; siendo
considerado el principal sistema hidrográfico del mundo.
La amazonía como refugio natural de vida, es el más diverso y
complejo, con diferentes tipos de ecosistemas, una gran variedad de
flora y fauna, así como ingentes recursos energéticos y mineros, poblada
por más de 400 pueblos originarios; habiendo sido nombrada como una de
las siete maravillas naturales de la tierra.
Además de su gran biodiversidad, su importancia global y regional
radica, en que los bosques cumplen un rol importantísimo como sumideros
del dióxido de carbono, (uno de los principales gases que provoca el
calentamiento global), regula el clima a nivel regional y planetario,
proporciona oxígeno, también regula el curso de los ríos, al retener
parte del agua proveniente de las lluvias, liberándola lentamente.
Tierra misteriosa y enigmática para unos, rica y salvaje para otros;
respetada y preservada por sus culturas originarias, explotada y
desvastada por el supuesto “desarrollo”; donde la abundancia y la
escasez conviven separadas por una línea delgada; codiciada por países
desarrollados, ofertada y vendida por gobiernos corruptos a la rapiña y
lucro del gran capital, en nombre de la “civilización”.
La amazonía peruana con más de 77 millones de has. , representa el
60% del territorio nacional. Cobija al majestuoso río Amazonas, cuyo
origen se encuentra en el nevado Quehuisha, a 5,170 m.s.n.m., en la
quebrada Apacheta, provincia de Cailloma, en la Región de Arequipa,
(Expedición Científica Amazon Source-1996; confirmada por la Sociedad
Geográfica de Lima el 2010). Por lo cual pasaría a ser el río más largo y
caudaloso del mundo, con 7.062 km., superando al río Nilo
Cual anaconda cósmica, el río Amazonas va serpenteando los bosques,
cruzando o formando cochas, meandros, aguajales, restingas, playas,
tahuampas, barreales etc., ofreciéndonos paradisíacos paisajes con una
armoniosa y a la vez compleja biodiversidad, lleno de colores y matices,
olores, sabores y sonidos que deleitan los sentidos y la inspiración.
Como una realidad que desafía la imaginación, se propagó un reportaje
televisivo de la Zona Reservada “Sierra del Divisor”, (entre las
Regiones de Ucayali y Loreto), donde en plena llanura amazónica emerge
cual desafío de la naturaleza, una pirámide verde, denominada cerro El
Cono: o aquellas cataratas gemelas donde brota agua caliente en una, y
agua fría en la otra, lugar sacralizado por los shipibo. Zona en grave
peligro por la tala y minería ilegal, perpetrado por hombres
“civilizados”.
Nuestra amazonía, a pesar de ser una región privilegiada por su rica
biodiversidad, con recursos naturales renovables (flora, fauna, suelos,
agua) y no renovables (petróleo, gas, oro y otros recursos potenciales),
se caracteriza por tener ecosistemas sumamente frágiles, cuyos suelos
son mayormente pobres, cubiertos por una delgada y frágil capa de humus,
propenso a la degradación por las constantes lluvias y la acción
humana.
Es también rica y diversa culturalmente, poblada por aproximadamente
60 pueblos étnicos, pertenecientes a 12 familias lingüísticas,
conformando más de 1,400 comunidades nativas reconocidas legalmente, con
aproximadamente 400mil habitantes.
Con diversas lenguas, cosmovisiones, costumbres, conocimientos y
saberes, las culturas amazónicas guardan una armoniosa simbiosis
espiritual y de sabiduría de subsistencia con sus bosques, siendo su
razón de existencia; por lo que son respetados, preservados y manejados,
guardando un necesario equilibrio con la naturaleza.
Muchos piensan que la selva es indestructible e invulnerable a los
actos de los hombres, habiendo sido invadida por grandes y pequeñas
empresas extractivas (legales e ilegales), tras la explotación
depredadora de los diferentes “oros amazónicos”: oro negro (petróleo),
oro rojo (maderas), oro verde (bosques), oro azul (agua), oro amarillo
(oro y otros minerales), y aquel maligno y destructivo oro blanco
(cocaína, narcotráfico). Provocando graves impactos ambientales y
sociales, como la deforestación, degradación ecológica, pérdida de la
biodiversidad, inseguridad alimentaria entre otros, con la consecuente
generación de conflictos socio ambientales.
Más del 70% de la amazonía peruana se encuentra lotizada por
concesiones petroleras, gasíferas, auríferas, madereras,
agroindustriales, impuesto por el modelo económico neoliberal.
Según cifras de Perú Petro, hay más de 90 lotes concesionados a la
exploración y explotación de hidrocarburos, (existiendo otros tantos en
proceso de negociación). Dándose una agresiva e intensa política de
promoción de las inversiones extractivas por parte del Estado, sin tener
en cuenta los derechos culturales y ambientales de los pueblos
indígenas, ni criterios éticos, legales o de biodiversidad.
Aproximadamente unas 40 compañías petroleras, vienen operando en la
amazonía peruana, muchos de estos lotes se superponen irregularmente
sobre áreas naturales protegidas, reservas comunales, territorios de
comunidades nativas etc. La Plataforma de Ordenamiento Territorial
(conformada por diez asociaciones), destacó que 16 lotes de
hidrocarburos se superponen sobre 12 áreas naturales protegidas.
Provocan además derrames de petróleo, residuos tóxicos, sísmica
contaminante, vertimiento de aguas residuales con metales pesados, con
el consecuente envenenamiento y contaminación de ríos, flora, fauna, así
como de sus pueblos originarios, cuya lucha valiente y solitaria de
resistencia al capitalismo salvaje, es desoída y ninguneada por los
gobiernas de turno.
El actual modelo extractivista no da más, con extractores usureros e
ilegales, corrupción gubernamental, festín de concesiones, inseguridad,
violencia, desorden normativo, y la falta de gestión y control estatal,
se avizora a mediano plazo la degradación y pérdida de los bosques, y la
aparición de grandes sabanas con escasez de agua y vida.
No estamos en contra de la existencia de inversiones en la amazonía,
pero, con empresas que tengan un manejo racional del medio ambiente, con
tecnología de punta que asegure menos riesgos ambientales, con
responsabilidad social práctica respetando los derechos de los pueblos
indígenas, con una equitativa redistribución de la riqueza obtenida, con
normas gubernamentales coherentes, y un adecuado ordenamiento
territorial.
Pues, la amazonía se merece un futuro responsable y racional con su
medio ambiente y biodiversidad así como un futuro equitativo y solidario
con sus habitantes.
Referencias
- Novoa Goicochea, Zaniel 1997 El Origen del Río Amazonas. Ciga-Pucp. Lima.
- Dourojeanni, Marc J. 2011 Amazonía probable y deseable: ensayo sobre el presente y futuro de la amazonía. Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima, Perú.
- Reátegui, Ricardo 2012 Selva Diversa. Punto edu Pucp. Lima, del 20 al 26 de agosto.
- www.pejeza.gob.pe/pdf/hidro.pdf. Evaluación Hidrológica de las Cuencas Amazónicas Peruanas. Oct. 2011.
- Perú Petro SA. En www.perupetro.gob.pe
- Ministerio del Ambiente del Perú. En www.minam.gob.pe.
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