Entrevista concedida por Julian Assange el pasado día 01/01/10 en la que explica las subastas de sus informaciones
por Stefan Mey
stefanmey.wordpress.com
Wikileaks es una plataforma global por "Whistleblower“ en la cual se pueden publicar documentos internos. De esta forma el conocimiento elitista se convierte en un bien común al cual todos pueden acceder, haciendo del mundo un lugar mejor. Después de su aclamada charla en el 26º Congreso del Chaos Computer Club pude hablar con Julian Assange. Assange, portavoz de Wikileaks, habla en esta entrevista sobre la microeconomía de esa página Web, acerca de la relación entre Wikileaks y los medios de comunicación y finalmente sobre la subasta fracasada de los correos electrónicos de la persona que escribía discursos para Hugo Chávez.
Wikileaks.org tiene en estos momentos [01.01.2010] un aspecto inusual. El sitio Web está cerrado a la espera de nuevas donaciones, ¿están ustedes en huelga?
Sí, es algo similar a lo que hacen los sindicaos cuando van a la huelga. Mediante la retirada de la oferta, recuerdan a la gente que su trabajo tiene un valor. Cada día ponemos a disposición del mundo información de gran relevancia. Pero cuando la oferta es infinita, es decir, cuando ésta se puede descargar libremente, su valor se reduce hasta llegar a cero. Así que ahora hemos retirado la oferta para que la gente perciba la importancia de lo que hacemos.
¿Quiere eso decir que necesitan dinero urgentemente?
Tenemos mucha información destacada por lanzar, destacada por su peso, pero también por la cantidad de trabajo que requiere su publicación y por los ataques legales que va a recibir. Así que hemos de reforzar nuestra posición antes de hacer público ese material.
En el mundo de los medios de comunicación -comerciales o no- las dos cuestiones fundamentales son cuánto cuesta y cómo se financia. Háblenos primero de los costes…
El principal es la gente. Y cuanto más material tenemos, mayores son los costes laborales. Alguien tiene que escribir los resúmenes y verificar la información. Ahora mismo, todos se pagan a sí mismos, pero eso no puede durar para siempre.
¿Qué tamaño tiene el equipo básico de Wikileaks?
Hay cinco personas que trabajan unas 24 horas del día y luego 800 que lo hacen ocasionalmente a lo largo del año. En medio el espectro es amplio.
Usted y los otros cuatro que trabajan a tiempo completo, ¿de qué viven?
Yo he ganado dinero con Internet, así que tengo lo suficiente para poder hacer esto, pero no eternamente. Y, de momento, los otros cuatro también están en condiciones de autofinanciarse.
¿Fue Wikileaks idea suya, como muchos suponen?
Yo no me llamo a mí mismo fundador.
Nadie conoce realmente a los fundadores, dice Wikipedia…
Sí. Eso es así porque algunos de los fundadores iniciales son refugiados procedentes de China y otros sitios, y aún tienen familia en sus países de origen.
Bueno, pero aunque los costes laborales sean aún hipotéticos, hay otras cosas que no queda más remedio que pagar: los servidores, las oficinas…
Sí, los costes pueden llegar a ser muy altos y luego están los registros, la burocracia, los bancos y ese tipo de cosas. Puesto que no nos encontramos todos en el mismo lugar no tiene sentido contar con una sede. Nuestra gente dispone de sus propias oficinas repartidas por todo el mundo.
Y aparte están los pleitos en los que se ven envueltos con frecuencia, ¿cómo los sufragan?
El tiempo de nuestros abogados no nos cuesta nada, nos han donado miles o incluso millones de dólares en salarios de abogados, lo que no significa que no tengamos que pagar cosas como fotocopias y documentos judiciales. La parte positiva es que hasta ahora nunca hemos perdido un caso, nunca nos han impuesto una sanción o una multa.
¿Existe un cálculo de lo que necesita Wikileaks para sobrevivir un año?
Probablemente unos 200.000 dólares sin contar los gastos de personal. Pero hay personas que no pueden permitirse el lujo de seguir involucrándose a tiempo completo a menos que les paguen. Contando los sueldos yo diría que se necesitan unos 600.000 dólares al año.
Hablemos ahora de los ingresos, ¿son las donaciones la única fuente de financiación imaginable?
Las donaciones privadas. Rechazamos toda aportación procedente de gobiernos o empresas. En estos momentos, la mayoría del dinero lo aportan periodistas, abogados o técnicos que están implicados personalmente. Sólo el diez por ciento de las donaciones las registramos a través de Internet, pero la cifra podría aumentar.
En su página encontramos una lista con sus “partidarios firmes”: la agencia de noticias AP, Los Angeles Times o la Asociación Nacional de Periódicos, ¿qué hacen por ustedes? ¿Por qué les ayudan? Probablemente, no desinteresadamente…
Nos apoyan por dos motivos: primero porque nos ven como una organización que les facilita hacer lo que hacen. Y segundo porque nos perciben como el eslabón más débil y sensible de toda la cadena. Nos encargamos de los casos periodísticos más difíciles, y si nos derrotan en los tribunales tal vez ellos sean los siguientes. En otras palabras: si wikileaks.org tiene que cerrar como resultado de una acción legal, esto podría sentar un precedente con el que al día siguiente desmontar nytimes.com o Spiegel Online en Alemania.
Mi explicación es que tal vez colaboran con ustedes porque saben que lo que hace Wikileaks en realidad deberían hacerlo ellos, pero no tienen dinero para costearlo…
Quizás. El coste por palabra en el periodismo de investigación es alto y nosotros lo hacemos más barato. Reduciendo el precio de cada palabra logramos obtener más para el periodismo de investigación e incluso publicar en empresas orientadas a maximizar sus beneficios. Y hay otro coste que es muy elevado, el de la amenaza de enfrentarse a una demanda. Nosotros nos ocupamos de la parte jurídicamente más arriesgada, que no es la historia en sí, sino los documentos que la respaldan. De este modo el miedo del editor a una acción legal también baja.
Para que Wikileaks funcione tienen que colaborar principalmente dos grupos de personas, los informantes anónimos y los periodistas, ¿qué motiva al informante a trabajar con ustedes?
Suelen estar moralmente indignados por algo. Pocas veces los mueve la venganza o el deseo de desacreditar a alguna instancia. Así que su incentivo es actuar contra lo que les indigna. En realidad yo no tendría ninguna objeción a que pagásemos a las fuentes. No lo hacemos, pero no veo por qué los abogados y los periodistas han de ser los únicos en recibir compensación por sus esfuerzos.
Pero eso supondría un problema legal aún mayor…
Sí, pero no nos preocupa. Podríamos transferir el dinero a países como Bélgica, en los que las autoridades no utilizan cualquier método para determinar la relación entre el periodista y su fuente.
Ocupémonos ahora de los periodistas: ustedes están experimentando con fórmulas para atraer su atención, lo que al principio suena un poco raro, ¿por qué hay que incentivar a la prensa para que haga uso de un material que se ofrece gratuitamente?
La cuestión no es tan sencilla. La información tiene un valor que generalmente mantiene una relación proporcional con lo restringida que sea. En el momento en el que todo el mundo tiene acceso a la información, una copia de la misma deja de tener valor.
Pero casi todos los periodistas en Estados Unidos acceden cada día a los contenidos de agencias de noticias como AP…
El material de la AP se sirve para ir directamente al periódico, el nuestro requiere una inversión adicional, necesita un periodista inteligente que esté políticamente bien relacionado. Para que el periodista se decida a invertir tiempo en un documento de 200 páginas, ha de tener ciertas garantías de que el proyecto le resultará rentable y de que de él saldrá un reportaje exclusivo. Y si el asunto es interesante, cabe esperar que otras personas estén trabajando en ese mismo reportaje. (…) Tiene que haber cierta exclusividad.
Wikileaks llegó a acuerdos de exclusividad con dos medios alemanes, Stern y Heise, ¿han dado los resultados esperados?
Esos acuerdos los habíamos firmado ya antes en otros países. En general estamos satisfechos. El problema es que la gestión requiere demasiado tiempo, cerrar el contrato, determinar los términos de la exclusividad… Alguien te puede prometer que con la información va a escribir un buen reportaje, que va a maximizar el impacto político de los datos que pones a su disposición y luego no hacerlo.
Es decir, que si ustedes conceden a alguien la exclusividad, quieren asegurarse de que va a cumplir lo prometido…
Sí. Hay una cosa que no puede falsificarse y es el dinero que pagan. Si usted organiza la subasta de una información y hay un medio que ofrece una suma importante, está dejando entrever que cree que se beneficiará con la publicación de la historia. Así que éste es un buen método para decidir a quién conceder la exclusividad. Hemos experimentado con ello en Venezuela.
¿Por qué en Venezuela?
Debido al carácter de unos documentos que estaban en nuestro poder. Disponíamos de 7.000 mails de Freddy Balzan, que fue redactor de discursos de Hugo Chávez y también el ex embajador en Argentina. Sabíamos que esa información tenía un problema y era el de ser demasiado amplia y políticamente importante, por lo tanto, suponíamos que nadie querría escribir sobre ella.
¿Y qué pasó?
La subasta resultó una pesadilla logística. Los medios querían tener acceso al material antes de decidirse y nosotros exigíamos que para ello firmasen acuerdos de no divulgación. Habríamos tenido que trocear el material para poder mostrarles sólo cada segunda página. Eso llevaba mucho tiempo y habríamos tenido que dejar de hacer tantas cosas que no nos lo podíamos permitir, así que al final publicamos la información sin más. Y entonces pasó precisamente lo que temíamos: nadie escribió absolutamente nada.
Entonces el experimento fracasó…
El experimento no fracasó, simplemente la experiencia nos enseñó cuáles son las cargas de este trabajo. En realidad se necesita un equipo de cinco o seis personas dedicadas exclusivamente a las subastas.
¿Piensan seguir con las subastas en el futuro?
Nos gustaría continuar, pero sabemos que para eso vamos a necesitar más recursos. Si seguimos usando este método no lo vamos a hacer con documentos concretos, sino por medio de suscripciones. Eso facilitaría mucho las cosas porque entonces tendríamos que organizar -y costear- sólo una subasta cada tres o seis meses.
¿Significa eso que la exclusividad concedida a una historia caducaría pasados tres meses?
No, la exclusividad la concederíamos ofreciendo un acceso a la información por plazos. Por ejemplo, si organizásemos una subasta para América del norte, el medio que más pujase sería el primero en disponer del material; el que pujase la segunda mayor cantidad, el siguiente, y así sucesivamente. Los medios estarían suscritos a Wikileaks.
…y tendrían temporalmente acceso privilegiado a todos los documentos relevantes para América del norte…
Sí. Imaginemos que sólo participan dos empresas en la subasta y una paga el doble que la otra; y digamos que la fuente dice que desea que el documento se publique en el plazo de un mes. Entonces, los periodistas del primer medio dispondrían de un mes para investigar y escribir sobre la base de ese material. El que más paga consigue los datos de inmediato, por lo tanto está en condiciones de llevar a cabo un reportaje más completo. El medio que paga la mitad cuenta solamente con la mitad del tiempo, es decir, que recibe los documentos dos semanas más tarde. Pasado el mes, ambos pueden publicar.
Suena prometedor, ¿no queda con ello el problema financiero solucionado?
Eso dependerá de los recursos con los que se cuente para organizar las subastas y del dinero del que dispongan los mismos medios. Pero creo que, con unos pocos casos por año, este método nos aportaría financiación suficiente.
Traducción: Luna Bolívar y Tomas Gilgenmann por un cross-post en re-visto.de. Esta página web de la Deutsche Welle es un portal sobre el periodismo de investigación dirigido a periodistas latinoamericanos.
por Stefan Mey
stefanmey.wordpress.com
Wikileaks es una plataforma global por "Whistleblower“ en la cual se pueden publicar documentos internos. De esta forma el conocimiento elitista se convierte en un bien común al cual todos pueden acceder, haciendo del mundo un lugar mejor. Después de su aclamada charla en el 26º Congreso del Chaos Computer Club pude hablar con Julian Assange. Assange, portavoz de Wikileaks, habla en esta entrevista sobre la microeconomía de esa página Web, acerca de la relación entre Wikileaks y los medios de comunicación y finalmente sobre la subasta fracasada de los correos electrónicos de la persona que escribía discursos para Hugo Chávez.
Wikileaks.org tiene en estos momentos [01.01.2010] un aspecto inusual. El sitio Web está cerrado a la espera de nuevas donaciones, ¿están ustedes en huelga?
Sí, es algo similar a lo que hacen los sindicaos cuando van a la huelga. Mediante la retirada de la oferta, recuerdan a la gente que su trabajo tiene un valor. Cada día ponemos a disposición del mundo información de gran relevancia. Pero cuando la oferta es infinita, es decir, cuando ésta se puede descargar libremente, su valor se reduce hasta llegar a cero. Así que ahora hemos retirado la oferta para que la gente perciba la importancia de lo que hacemos.
¿Quiere eso decir que necesitan dinero urgentemente?
Tenemos mucha información destacada por lanzar, destacada por su peso, pero también por la cantidad de trabajo que requiere su publicación y por los ataques legales que va a recibir. Así que hemos de reforzar nuestra posición antes de hacer público ese material.
En el mundo de los medios de comunicación -comerciales o no- las dos cuestiones fundamentales son cuánto cuesta y cómo se financia. Háblenos primero de los costes…
El principal es la gente. Y cuanto más material tenemos, mayores son los costes laborales. Alguien tiene que escribir los resúmenes y verificar la información. Ahora mismo, todos se pagan a sí mismos, pero eso no puede durar para siempre.
¿Qué tamaño tiene el equipo básico de Wikileaks?
Hay cinco personas que trabajan unas 24 horas del día y luego 800 que lo hacen ocasionalmente a lo largo del año. En medio el espectro es amplio.
Usted y los otros cuatro que trabajan a tiempo completo, ¿de qué viven?
Yo he ganado dinero con Internet, así que tengo lo suficiente para poder hacer esto, pero no eternamente. Y, de momento, los otros cuatro también están en condiciones de autofinanciarse.
¿Fue Wikileaks idea suya, como muchos suponen?
Yo no me llamo a mí mismo fundador.
Nadie conoce realmente a los fundadores, dice Wikipedia…
Sí. Eso es así porque algunos de los fundadores iniciales son refugiados procedentes de China y otros sitios, y aún tienen familia en sus países de origen.
Bueno, pero aunque los costes laborales sean aún hipotéticos, hay otras cosas que no queda más remedio que pagar: los servidores, las oficinas…
Sí, los costes pueden llegar a ser muy altos y luego están los registros, la burocracia, los bancos y ese tipo de cosas. Puesto que no nos encontramos todos en el mismo lugar no tiene sentido contar con una sede. Nuestra gente dispone de sus propias oficinas repartidas por todo el mundo.
Y aparte están los pleitos en los que se ven envueltos con frecuencia, ¿cómo los sufragan?
El tiempo de nuestros abogados no nos cuesta nada, nos han donado miles o incluso millones de dólares en salarios de abogados, lo que no significa que no tengamos que pagar cosas como fotocopias y documentos judiciales. La parte positiva es que hasta ahora nunca hemos perdido un caso, nunca nos han impuesto una sanción o una multa.
¿Existe un cálculo de lo que necesita Wikileaks para sobrevivir un año?
Probablemente unos 200.000 dólares sin contar los gastos de personal. Pero hay personas que no pueden permitirse el lujo de seguir involucrándose a tiempo completo a menos que les paguen. Contando los sueldos yo diría que se necesitan unos 600.000 dólares al año.
Hablemos ahora de los ingresos, ¿son las donaciones la única fuente de financiación imaginable?
Las donaciones privadas. Rechazamos toda aportación procedente de gobiernos o empresas. En estos momentos, la mayoría del dinero lo aportan periodistas, abogados o técnicos que están implicados personalmente. Sólo el diez por ciento de las donaciones las registramos a través de Internet, pero la cifra podría aumentar.
En su página encontramos una lista con sus “partidarios firmes”: la agencia de noticias AP, Los Angeles Times o la Asociación Nacional de Periódicos, ¿qué hacen por ustedes? ¿Por qué les ayudan? Probablemente, no desinteresadamente…
Nos apoyan por dos motivos: primero porque nos ven como una organización que les facilita hacer lo que hacen. Y segundo porque nos perciben como el eslabón más débil y sensible de toda la cadena. Nos encargamos de los casos periodísticos más difíciles, y si nos derrotan en los tribunales tal vez ellos sean los siguientes. En otras palabras: si wikileaks.org tiene que cerrar como resultado de una acción legal, esto podría sentar un precedente con el que al día siguiente desmontar nytimes.com o Spiegel Online en Alemania.
Mi explicación es que tal vez colaboran con ustedes porque saben que lo que hace Wikileaks en realidad deberían hacerlo ellos, pero no tienen dinero para costearlo…
Quizás. El coste por palabra en el periodismo de investigación es alto y nosotros lo hacemos más barato. Reduciendo el precio de cada palabra logramos obtener más para el periodismo de investigación e incluso publicar en empresas orientadas a maximizar sus beneficios. Y hay otro coste que es muy elevado, el de la amenaza de enfrentarse a una demanda. Nosotros nos ocupamos de la parte jurídicamente más arriesgada, que no es la historia en sí, sino los documentos que la respaldan. De este modo el miedo del editor a una acción legal también baja.
Para que Wikileaks funcione tienen que colaborar principalmente dos grupos de personas, los informantes anónimos y los periodistas, ¿qué motiva al informante a trabajar con ustedes?
Suelen estar moralmente indignados por algo. Pocas veces los mueve la venganza o el deseo de desacreditar a alguna instancia. Así que su incentivo es actuar contra lo que les indigna. En realidad yo no tendría ninguna objeción a que pagásemos a las fuentes. No lo hacemos, pero no veo por qué los abogados y los periodistas han de ser los únicos en recibir compensación por sus esfuerzos.
Pero eso supondría un problema legal aún mayor…
Sí, pero no nos preocupa. Podríamos transferir el dinero a países como Bélgica, en los que las autoridades no utilizan cualquier método para determinar la relación entre el periodista y su fuente.
Ocupémonos ahora de los periodistas: ustedes están experimentando con fórmulas para atraer su atención, lo que al principio suena un poco raro, ¿por qué hay que incentivar a la prensa para que haga uso de un material que se ofrece gratuitamente?
La cuestión no es tan sencilla. La información tiene un valor que generalmente mantiene una relación proporcional con lo restringida que sea. En el momento en el que todo el mundo tiene acceso a la información, una copia de la misma deja de tener valor.
Pero casi todos los periodistas en Estados Unidos acceden cada día a los contenidos de agencias de noticias como AP…
El material de la AP se sirve para ir directamente al periódico, el nuestro requiere una inversión adicional, necesita un periodista inteligente que esté políticamente bien relacionado. Para que el periodista se decida a invertir tiempo en un documento de 200 páginas, ha de tener ciertas garantías de que el proyecto le resultará rentable y de que de él saldrá un reportaje exclusivo. Y si el asunto es interesante, cabe esperar que otras personas estén trabajando en ese mismo reportaje. (…) Tiene que haber cierta exclusividad.
Wikileaks llegó a acuerdos de exclusividad con dos medios alemanes, Stern y Heise, ¿han dado los resultados esperados?
Esos acuerdos los habíamos firmado ya antes en otros países. En general estamos satisfechos. El problema es que la gestión requiere demasiado tiempo, cerrar el contrato, determinar los términos de la exclusividad… Alguien te puede prometer que con la información va a escribir un buen reportaje, que va a maximizar el impacto político de los datos que pones a su disposición y luego no hacerlo.
Es decir, que si ustedes conceden a alguien la exclusividad, quieren asegurarse de que va a cumplir lo prometido…
Sí. Hay una cosa que no puede falsificarse y es el dinero que pagan. Si usted organiza la subasta de una información y hay un medio que ofrece una suma importante, está dejando entrever que cree que se beneficiará con la publicación de la historia. Así que éste es un buen método para decidir a quién conceder la exclusividad. Hemos experimentado con ello en Venezuela.
¿Por qué en Venezuela?
Debido al carácter de unos documentos que estaban en nuestro poder. Disponíamos de 7.000 mails de Freddy Balzan, que fue redactor de discursos de Hugo Chávez y también el ex embajador en Argentina. Sabíamos que esa información tenía un problema y era el de ser demasiado amplia y políticamente importante, por lo tanto, suponíamos que nadie querría escribir sobre ella.
¿Y qué pasó?
La subasta resultó una pesadilla logística. Los medios querían tener acceso al material antes de decidirse y nosotros exigíamos que para ello firmasen acuerdos de no divulgación. Habríamos tenido que trocear el material para poder mostrarles sólo cada segunda página. Eso llevaba mucho tiempo y habríamos tenido que dejar de hacer tantas cosas que no nos lo podíamos permitir, así que al final publicamos la información sin más. Y entonces pasó precisamente lo que temíamos: nadie escribió absolutamente nada.
Entonces el experimento fracasó…
El experimento no fracasó, simplemente la experiencia nos enseñó cuáles son las cargas de este trabajo. En realidad se necesita un equipo de cinco o seis personas dedicadas exclusivamente a las subastas.
¿Piensan seguir con las subastas en el futuro?
Nos gustaría continuar, pero sabemos que para eso vamos a necesitar más recursos. Si seguimos usando este método no lo vamos a hacer con documentos concretos, sino por medio de suscripciones. Eso facilitaría mucho las cosas porque entonces tendríamos que organizar -y costear- sólo una subasta cada tres o seis meses.
¿Significa eso que la exclusividad concedida a una historia caducaría pasados tres meses?
No, la exclusividad la concederíamos ofreciendo un acceso a la información por plazos. Por ejemplo, si organizásemos una subasta para América del norte, el medio que más pujase sería el primero en disponer del material; el que pujase la segunda mayor cantidad, el siguiente, y así sucesivamente. Los medios estarían suscritos a Wikileaks.
…y tendrían temporalmente acceso privilegiado a todos los documentos relevantes para América del norte…
Sí. Imaginemos que sólo participan dos empresas en la subasta y una paga el doble que la otra; y digamos que la fuente dice que desea que el documento se publique en el plazo de un mes. Entonces, los periodistas del primer medio dispondrían de un mes para investigar y escribir sobre la base de ese material. El que más paga consigue los datos de inmediato, por lo tanto está en condiciones de llevar a cabo un reportaje más completo. El medio que paga la mitad cuenta solamente con la mitad del tiempo, es decir, que recibe los documentos dos semanas más tarde. Pasado el mes, ambos pueden publicar.
Suena prometedor, ¿no queda con ello el problema financiero solucionado?
Eso dependerá de los recursos con los que se cuente para organizar las subastas y del dinero del que dispongan los mismos medios. Pero creo que, con unos pocos casos por año, este método nos aportaría financiación suficiente.
Traducción: Luna Bolívar y Tomas Gilgenmann por un cross-post en re-visto.de. Esta página web de la Deutsche Welle es un portal sobre el periodismo de investigación dirigido a periodistas latinoamericanos.
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