Por Juan Perelman Fajardo*
Violando descaradamente la Constitución,
pisoteando los derechos los pueblos indígenas solemnemente consagrados
en ésta, desconociendo y descabezando a las autoridades legítimamente
elegidas de los pueblos indígenas del Oriente, caso CIDOB, o la de los
territorios como el TIPNIS, el gobierno ha dado un terrible mazazo a las
autonomías indígenas suprimiéndolas de hecho. Esto es un atentado a la
libertad y la democracia del pueblo boliviano.Sin
la autonomía, sin la autodeterminación, los pueblos indígenas no son
nada, sólo un poco de tierra o de barro que se pisa, o que se hace a un
lado para que pase el “progreso de la historia”; esto es inaceptable,
los pueblos indígenas no pueden aceptar ser el material desechable de la
historia, la “basura” de la historia, como se hizo con los judíos
“barriéndolos de la historia” en los hornos crematorios y las cámaras de
gas, ¡cinco millones!
Ahora el Estado boliviano se ha apoderado virtualmente de los
territorios indígenas del TIPNIS, donde viven los pueblos yurakares,
chimanes y mojeño trinitarios; ha dispuesto construir una carretera por
el centro de la selva virgen amazónica del TIPNIS sin importarle los
desastres ecológicos que ocasionaría al medio ambiente al destruir ese
parque natural y área protegida, pero sobre todo, sin importarle el
destino, el futuro, de los pueblos indígenas que viven allí, hay que
hacerles a un lado, para que pase “el progreso”, ellos, los indígenas no
cuentan ni siquiera como decorado del paisaje.
El Estado Plurinacional que es el que “les ha dado las autonomías”,
ahora se las quita, o le da una interpretación distinta y totalmente
restringida, ahora resulta que la autonomía es “hasta aquisitos nomás”,
es un Estado “regalita quita-quita”, o en términos más claros es toda
“la autonomía” que un Estado puede dar, o sea nada, una mentira, una
burla.
El Estado, cualquier Estado, es la expresión más acabada del sistema
capitalista y de la globalización, ya sea que hable de capitalismo
privado o de capitalismo estatal. ¿Qué lugar tienen dentro de la
globalización, dentro del sistema capitalista los pueblos indígenas?
ninguno… En primer lugar son pre-capitalistas o sea bárbaros, atrasados,
inservibles, inasimilables, luego un estorbo, y finalmente suprimibles.
Al Estado “Plurinacional” o al Estado a secas, le importa un
reverendo carajo como viven los pueblos indígenas, no le preocupa, si
construyendo carreteras o represas, si explotando petróleo o extrayendo
minerales contaminan y destruyen el hábitat natural de los indígenas, o
peor si los sindicatos chapareños plantan coca y montan la industria de
la cocaína en el TIPNIS. ¿De qué autonomía de los pueblos indígenas
podemos hablar?
Hablar de un “Estado-autonómico” o “plurinacional” es una
contradicción en sí misma, (y si no, vean lo que pasa en España con las
autonomías virtualmente suprimidas por la crisis y el ajuste, despojadas
de cualquier recurso económico del Estado español), “Estado” significa
dominación, fuerza y soberanía sobre otros, autonomía es todo lo
contrario, hablar de un Estado autonómico es como hablar de un negrero
esclavista-libertario, o de un capitalista-comunista, es el discurso que
utiliza la globalización actual para en su nombre, el de los indígenas,
suprimirlos y hacerlos desaparecer, porque eso es lo que pretende la
globalización, no nos engañemos.
Evo Morales realiza la Cumbre de la madre-tierra y habla de
“¡Pachamama o muerte!” para destruirla, Morales no es la excepción,
todos los gobiernos hacen lo mismo, caso Argentina, Brasil, Ecuador o
México, para tomar ejemplos paradigmáticos. Lo que pasa, es que los
abogados hacen maravillas, entonces los bolivianos tenemos la
Constitución autonómica más avanzada de América en cuestión de derechos y
autonomías indígenas, pero esa “Constitución” sólo es un sucio pedazo
de papel que agita la demagogia en tiempos electorales, después sirve
para otros menesteres más indignos e innombrables, son lindas palabras,
nada más que lindas palabras, que los kelkjéris o abogados saben tan
bien manejar para endulzar los corazones.
Los sofistas
Todos los habitantes del TIPNIS y los indígenas de tierras bajas
conocen al abogado Romero, un gran sofista: “Yo (Protágoras) digo,
efectivamente, que la verdad es tal como he escrito sobre ella, que cada
uno de nosotros es medida de lo que es, (verdadero, bueno, etc.) y de
lo que no es; y que hay una inmensa diferencia entre un individuo y
otro, precisamente porque para uno son y parecen ciertas cosas, para el
otro, otras. Y estoy muy lejos de negar que existan la sabiduría y el
hombre sabio, pero llamo precisamente hombre sabio a quien nos haga
parecer y ser cosas buenas, a alguno de nosotros, por vía de
transformación, las que nos parecían y eran cosas malas”.
Protágoras enseñaba el arte mediante el cual podían volverse buenas
las malas razones, y malos los buenos argumentos, es decir, el arte de
discutir con habilidad tanto a favor como en contra de cualquier tesis,
pues respecto de todas las cuestiones hay siempre dos discursos, uno a
favor y otro en contra, y él enseñaba cómo podía lograrse que el más
débil resultase el más fuerte, es decir, que lo venciese
independientemente de su verdad o falsedad, bondad o maldad. Bueno
Romerito primero fue abogado de los indígenas y defendió sus razones,
ahora es abogado del Estado y defiende sus malas razones.
Los hermanos del TIPNIS hasta ahora han seguido las vías legales,
defendiendo sus buenas razones contra las malas razones del Estado, pero
en este momento el Estado ha atropellado toda la legalidad, ha
atropellado política y físicamente a los indígenas, los ha despojado de
todos sus derechos, los ha convertido en acusados, en reos, en culpables
y criminales sin derecho a la defensa, se ha apoderado por la fuerza de
sus instituciones sociales como la CIDOB, poniendo gente del gobierno
en esos cargos, lo mismo que está haciendo con el TIPNIS, lo hace con
los guaraníes, ayoreos, chiquitanos, etc. Ha desconocido y criminalizado
a sus legítimos dirigentes y poco falta para que los ponga fuera de la
ley, la situación ha llegado a su límite, los pueblos indígenas están
entre la espada y la pared, ¿qué hacer?
Hermanos del TIPNIS y de todas las tierras bajas del Oriente
boliviano permítanme que les hable con claridad, aún a riesgo de que el
gobierno me acuse de estar atizando el fuego para incendiar la pradera
de la rebelión, estoy dispuesto a asumir el riesgo, por eso mismo lo
hago a nombre propio para desligar y no comprometer a ninguna
organización indígena y a ningún dirigente del TIPNIS, de la CPMB o de
la CIDOB y otras.
Hermanos del TIPNIS ustedes tienen la razón, tienen la razón de la
justicia humana y divina, tienen el apoyo de todo el pueblo boliviano
que les da razón y la defiende, sus derechos están consagrados en la
Constitución Política del Estado, y entonces ¿por qué el Estado no les
otorga la justicia de sus reclamos y más bien pisotea sus derechos y
llega a suprimir la autonomía indígena?
Hermanos del TIPNIS voy a citar la reflexión de alguien que dice:
“Tener la razón es la mitad de la verdad, la otra mitad es tener la
fuerza para imponerla”. La autonomía es la voluntad de dictar la ley en
mi propio nombre y de someterme a ella, yo soy la verdad de esa ley
porque soy señor de mí mismo, no tengo que validar mi verdad en el
espejo del Estado, yo soy el determinante de mi voluntad y no el Estado
porque soy libre, nadie le puede regalar la libertad a nadie, la
libertad es una conquista, no un regalo: “Libre te dices, tu
pensamiento… quiero ver, porque hay muchos que han perdido sus cadenas y
con ellas la última razón para vivir”, Nietzsche Federico.
La libertad exige espaldas para sostenerla, no es fácil… La libertad,
al ser la capacidad de decidir, es la capacidad de pensar con cabeza
propia, y en este mundo tal como lo hicimos los hombres hasta ahora,
frecuentemente significa la capacidad de decir ¡NO!
No a la carretera por el medio del TIPNIS por ejemplo, y en muchos
otros casos que podríamos citar, la libertad nos exige defender nuestras
decisiones que no siempre son aceptadas por los otros, especialmente si
son más poderosos que nosotros; en 1936 durante la revolución española y
la guerra civil un periodista le preguntó al presidente de la República
española don Manuel Azaña: “Señor presidente, ahora que habéis
derrocado a la monarquía, proclamado la República y estáis realizando
una revolución, los españoles están enfrentados en una guerra civil,
parece que la libertad, en vez da haberles traído soluciones les ha
traído problemas, que decís al respecto? Azaña: -” Tenéis razón, la
libertad nos ha traído problemas y enfrentamientos, pero nos ha hecho
más dignos”.
Por lo tanto, yo soy autónomo porque soy señor de mí mismo, no
dependo del espejo del Estado para encontrar en el reflejada mi
libertad, mi autonomía, no soy un esclavo, no soy el espejo negativo de
mi señor, yo soy libre porque me mando a mí mismo, yo soy mi ley, eso es
autonomía. A esta altura creo que todos ya hemos encontrado la
respuesta al problema de la autonomía indígena del TIPNIS:
La autonomía indígena del TIPNIS no puede depender del Estado
boliviano para existir, ni de ningún Estado. Son los pueblos indígenas
los que deben darse su ley a sí mismos, sin depender de nadie. Es al
revés, son los pueblos indígenas del oriente los que deben hacerle
aceptar su autonomía al Estado boliviano, imponerle su autonomía,
hacerle ver que los pueblos indígenas se gobiernan a sí mismos en lo
concerniente a sus comunidades, sus territorios y su destino, que el
Estado boliviano debe respetarlos, como los indígenas respetan al Estado
boliviano y nunca más depender de nadie como guardián de su libertad y
su destino, la autonomía indígena de los pueblos del oriente, debe ser
una conquista de los propios pueblos y no un gracioso regalo de nadie,
nadie tiene que venir a meterse en su economía , en su desarrollo o en
su organización social, entonces los que tienen el poder del Estado, si
consultaran previamente a los pueblos indígenas sobre cualquier cosa
respecto a los mismos, entonces sí los que tienen el poder del estado
pedirán permiso para entrar a los territorios indígenas, entonces sí,
los pueblos indígenas no tendrán que marchar hasta La Paz para defender
sus derechos, la solución estará en su propio territorio y en ellos
mismos.
Esto no quiere decir que los pueblos indígenas no sean bolivianos, la
nación no es el Estado, el Estado es la falsificación, la mistificación
de Bolivia por una minoría dominante y explotadora, al contrario los
indígenas son el corazón de la patria, y no están contra Bolivia al
estar contra el Estado, ellos son Bolivia, ellos la defienden de los
monopolios extranjeros y de las burguesías criollas explotadoras y
narcotraficantes. La pregunta es ¿pueden? ¡Sí que pueden, si se unen
todos, si pelean como corresponde y se hacen respetar, porque tienen
espaldas para hacerlo!
¡Hermanos indígenas, tienen que ir a las cosas, agarrar el toro por
las astas, es decir empuñar su propia libertad! ¡Tomarla en sus manos!
Cuando Fernando Vargas proclama ¡TIPNIS o muerte! Está diciendo
¡autonomía indígena o muerte! ¡Hermanos indígenas del Oriente, autonomía
o muerte… Venceremos!
—*Juan Perelman Fajardo es periodista y luchador social – artículo en patriainsurgente.nuevaradio.org / Boletín N. 168. Bolivia, 21 Julio 2012.
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Fuente: Bolpress: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012072305
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